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Metafore habla de símiles que inspiran y nos muestran el mundo bajo otra luz: la de la memoria y el asombro.

Para escribir este segundo capítulo, imaginamos el color como medio de comunicación. Los pigmentos puros se convierten en una herramienta auténtica, casi primordial, para contar historias visuales y sensoriales. Un mosaico de matices estudiado al detalle, refinado, la expresión última de lo que queremos contar: con vidrio, con color, con contenido.

Metafore Collection

Metafore Collection: paleta de colores.

La arcilla es un ingrediente antiguo y acogedor que se transforma en las manos de quien moldea, da forma, construye. Ayuda a expresar en la materia lo que a veces parece inexpresable, aunque sólo sea a través de su intensa tonalidad.
El deseo de transportar al color en un gesto, el de unas manos que esparcen arena calentada por el sol. Tonos vibrantes y empíricos subliman pasado y futuro en una experiencia atemporal.
Es la brisa en el rostro, los ojos que se abren a la belleza de una naturaleza viva y regeneradora en la que renacen la mente y el cuerpo. En color, el tiempo se dilata y el mundo se convierte en un horizonte lejano.
Esa blancura inconfundible que sólo la luna, con su luz fría, puede emanar, haciéndola indeleble. Su inocente sensualidad se convierte en un matiz pigmentado que toca las cuerdas del alma.
La polvareda de este tono es pura belleza, como una flor que despliega sus delicados pétalos en medio del desierto. El detalle se convierte en expresionismo, la búsqueda del pigmento inesperado es casi una meditación.
En la aparente frialdad del barro, encontramos un color que es una nueva base para la creatividad. Contemporaneidad y gracia, manos que moldean, reglas estéticas que a veces nacen para romperse.
Un tono tan audaz, ecléctico e incontaminado como el material en el que se inspira. Precioso, verdadero, indomable, creado por la naturaleza en perfecto equilibrio entre los reinos animal, vegetal y mineral.
El color y la naturaleza dialogan, la tierra se convierte en arte visual, el color armonioso en su manifestación más natural. Un matiz que habla en el fondo de algo conocido, que se convierte, aquí, en inesperado.
Un color instintivamente reposado que nos insta a detenernos y contemplar la inmensidad del abismo. Su profundidad y magnetismo nos conectan, sin filtros, con nuestras emociones más íntimas.
El sonido de un zoco oriental, el olor penetrante de las especias mezclándose con la calidez del aire. Una combinación equilibrada, una alquimia de sensaciones primitivas que hacen honor a ingredientes milenarios.
Para saber más sobre el proyecto Chromie, visite el Digital Show-Room